jueves, 22 de mayo de 2008

The bellboy

Todas las mañanas veo su cara risueña en el lobby del apartahotel y mientras espero al conductor y a la traductora que me hacen la visita guiada por las fábricas, siempre se acerca a mí para amenizarme esos pocos minutos de espera que los orientales no dejan correr excesivamente, ya que son amantes de la puntualidad. En cuanto me ve aparecer a través de las puertas del ascensor, me dedica una de sus mejores sonrisas y delicadamente toma gran parte de los innumerables bolsos y maletas que acarreo continuamente.

-Buenos días, Amaia.-balbucea en su huérfano inglés.
-Buenos días, Corey.

Cada día me obsequia con montones de preguntas acerca de mi país, mi familia, mi trabajo o yo misma. La frase "la curiosidad mató al gato" deberían cambiarla por "mató al chino". No es extraño que te pregunten sin el mayor asomo de vergüenza y tampoco de malicia. A pesar de haberte conocido hace media micra de segundo te pueden bombardear con cuantos años tienes, cuanto cobras al mes o cuanto te ha costado el portátil. Todo ello descifrando sus interminables frases y preguntando a algún compañero la palabra que no le viene a la mente.

Esta mañana le vi salir del mostrador ataviado con su chaqueta blanca de botones dorados y su bonete rojo. Bueno, no sé si se llama bonete ese gorro tipo Sacarino que llevan los botones, ya me entendéis. Después de comentar simplezas sobre la lluvia o la comida oriental, me preguntó donde vivían mis padres.

-Viven en la misma ciudad que yo. Bastante cerca. -le respondí pacientemente. En realidad me parece graciosa su hambrienta curiosidad y me gusta seguirle el juego.
-Ah...Mis padres viven en (un nombre de ciudad impronunciable), en la provincia de Guangdong. Son.... -no atinaba con la palabra y chasqueaba los dedos esperando la llegada de inspiración- Son...

Finalmente comenzó a reírse de su propia torpeza e hizo un gesto con la mano animándome a que lo olvidase. La conversación continuó por otros derroteros, adelantándome yo también a hacerle preguntas.

-A las mujeres chinas les gusta tener la piel blanca ¿no? Se tapan la cara con paraguas cada vez que sale el sol.
-Si, es cierto. La piel oscura solo la tienen los pobres.
-A nosotros nos encanta tener la piel morena y el significado es totalmente al revés. Una vez, el dueño de una fábrica me dijo que parecía una campesina con la piel tan morena. -le comenté jocosamente.
Con un semblante serio y melancólico me contestó:
-Eso es lo que quería decir antes. Mis padres son campesinos.


Imágenes: walkergroupeap

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