martes, 14 de julio de 2009

Totally fake

El Domingo, 14 de junio de 2009 a las 12:55

Ayer me la dieron como a un chino...Bueno, esa frase hecha no tiene mucha razón de ser aquí, de haber sido china, no me la hubiesen pegado.

Me acerqué a un cajero próximo a mi apartamento de "Agricultur bank of China", el único que acepta tarjetas extranjeras, o por lo menos la mía. Había quedado con Mary para salir de marcha y fuimos al "Babyface", el bar de moda de Guangzhou, pero estaba demasiado lleno, una pena. En la misma calle y en otro bar sacamos unas cervezas (que están a precio de oro, no se ni como pueden salir de casa con los sueldos que tienen) y pagué con 200 RMB al camarero de pelo puntiagudo. Al cabo de un rato apareció de nuevo con uno de mis billetes de 100 RMB aduciendo que era falso. Ya me había ocurrido en otras ocasiones, en algunos lugares no aceptan billetes nuevos, prefieren los mugrientos y medio rotos o incluso ya rotos del todo. Pensé que eran unos quisquillosos y que ya lo endosaría en cualquier otro lado pero cuando tuve el dichoso billete en mis manos incluso yo misma me di cuenta de que el tacto era totalmente diferente, como de folio de copistería. Creo que me hubisese dado cuenta y dudo que un banco no chequee la supuesta falsedad o no del dinero que entra y sale por sus puertas y cajeros. Mary confirmó mis sospechas: también ella creía que me habían pegado el cambiazo en el bar.

Ya que en mi blog Cantoneando hablé de las virtudes de los chinos, esta vez me gustaría hacerlo con la cara menos amable de este país. Empezaré con las diferencias educacionales, a años luz de las occidentales. Desde eructos y mondarse los dientes en la mesa o escupir por la calle junto a tus pies, a veces se nos hace duro y difícil, y aunque procuras mirar hacia otro lado (porque dejar de importarte no ocurrirá nunca) en ciertas ocasiones te gustaría dar una "toñeja" al tipo que está sorbiendo sopa o masticando ruidosamente y con la boca abierta. Las dificultades de entendimiento son increiblemente grandes, puede que sepan literalmente el significado de lo que dices, pero no a que te refieres ni lo que quieres explicarles en realidad: te entienden pero no te comprenden. Y eso hablando de los pocos que saben inglés, claro. En una cola ni se os ocurra esperar a una distancia respetable del siguiente, por dentrás vendrán y delante tuyo se colarán. Su forma de conducir, andar y trabajar es lenta pero sin pausa. Parecen caminar despacio y sin prisa pero si alguien les obstaculiza el paso jamás esperan, empujan. En ciudad no superan los 50 km/h al volante pero si hay peatones cruzando un paso de cebra, se abren paso entre ellos como si llevasen a alguien a punto de parir. Procuras no darle importancia, pero a veces te revientan las miradas directas, fijas e impúdicas de quien parece haber visto un fantasma, e incluso se dan la vuelta para poder morbosamente ver a ese elemento extraño que es el extranjero para ellos. Y si algo no sale bien son capaces de darte las explicaciones más absurdas que podáis imaginar y culpar desde a su compañero hasta a su propio gobierno. Vamos, que con tal de salir airosos te pueden decir hasta que son el toro que mató a Manolete.

Otro tema a tratar es la cantidad de gente que puedes ver haciendo nada, tanto en la calle como en sus puestos de trabajo. En la mayoría de lugares de cara al público los dependientes, camareros, etc...superan a los clientes en número y muchos puestos son innecesarios o irrelevantes, como encontrarte a 4 ó 5 personas que su única función es darte la bienvenida a la puerta de un restaurante. Supongo que de eso se trata, ya que su formación es escasa y su modo de trabajar lento e impreciso, lo suplen con mucho personal, pues mano de obra nos les falta. La política gubernamental de los años 50 instaba a la sus gentes a crecer y multiplicarse, dicen que para poder superar un ataque nuclear (si somos muchos, siempre quedará alguien sano). Entendieron que su gran baza era su desmesurada población, un modo barato y omnipresente de aterrorizar a sus paises vecinos. ¿Quién no a oído aquello de que si todos los chinos diesen un salto a la vez sacarían a la Tierra de su órbita? Aunque sinceramente, no sé en que estudio cientifico se han basado para hacer esa afirmación...

En fin, un poco quemada y desanimada, hoy me he pegado una pateada tremenda para llegar a la isla de Shamian, un reducto europeo fruto la segunda guerra del opio. Después de la derrota, China permitió a franceses e ingleses que habitasen está pequeña isla que en aquel entonces no era más que un banco de arena. Sentía la perentoria necesidad de sentirme abrazada por el estilo colonial y las iglesias católicas, buscando el calor de lo más cercano y parecido a mi hogar. Ay...que cuesta arriba se me hace algunas veces...

Imágenes: Biglobe

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